Mucha gente cree que la naturaleza nos provee de todos los recursos que, de forma básica, necesitamos y están en lo cierto. Y en ningún otro aspecto esto es tan patente como en lo relativo a la salud. Por eso, bien podrías pensar que “no hay nada mejor que tener un herbolario cerca de mí con suficientes conocimientos y experiencia, que ponga a mi alcance las opciones de la biosfera”.
Un herbolario es un profesional que se ha especializado en conocer qué hierbas existen en los diferentes ecosistemas naturales y su uso para mantener saludables a las personas. De este modo, es capaz de cultivar o recolectar diversas plantas medicinales y administrarlas en las dosis adecuadas a los enfermos, con fines terapéuticos o para la prevención de la aparición de determinados trastornos.
El nombre formal asociado a esta ciencia es fitoterapia, y en su definición se considera el empleo de productos de origen vegetal para impedir la manifestación, aliviar los síntomas o curar ciertas enfermedades del organismo. Por este hecho, se reconoce y acepta como una terapia natural que puede proporcionar un gran bienestar a los pacientes.
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Importancia de relacionarse con los expertos
Aunque son productos naturales, su empleo puede conllevar riesgos si se desconocen las condiciones necesarias para aplicarlas y las contraindicaciones para cada caso. Así, pueden ocurrir intoxicaciones o reacciones alérgicas por automedicarse si se ignoran los hechos relativos a una determinada sustancia herbolaria, al igual que ocurre con cualquier clase de preparado comercial.
Por esta razón, estos productos solo deben ser adquiridos en establecimientos serios como Índigo Hierbas, donde un naturópata de amplia experiencia responderá a tus preguntas y aclarará tus dudas, en caso de que las hubiera. Por otro lado, han de proporcionarte mercancía de primera calidad, elaborada de acuerdo a los más elevados estándares existentes en la actualidad.
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Se trata de una ciencia milenaria
En muchas ocasiones, la herbolaria es la base de la medicina científica. Sin embargo, antes de llegar a tal punto se han recopilado pruebas fehacientes, en suficiente cantidad, que den fe de las propiedades curativas de la planta en cuestión en lo que respecta a determinados padecimientos. Ese es el caso del ácido acetilsalicílico (aspirina), un conocido analgésico, antipirético y antirreumático que hoy se elabora artificialmente, pero cuyo origen es la corteza del sauce blanco.
Hay registros, con una antigüedad de 5000 años, que demuestran que los sumerios empleaban el laurel y el comino con fines medicinales. De igual manera, los antiguos egipcios conocían las cualidades del ajo, el aceite de ricino, la menta, el cilantro, etc. Y en la sección llamada Antiguo Testamento de la Biblia aparecen otras plantas utilizadas para remedios por los hebreos. No obstante, la más destacada en este campo ha sido la herbología china.