Nuestras hormonas ejercen una profunda influencia en nuestra energía, pensamientos, comportamiento y salud. Funcionan lentamente, y con el tiempo afectan muchos procesos diferentes, incluido el crecimiento y el desarrollo, el metabolismo, la función sexual, la reproducción y el estado de ánimo.
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Equilibrarlas, puede hacer que nos sintamos mejor, pero; si las tenemos desequilibradas, pueden ser una fuente de mal humor, agotamiento, dolor, insomnio y achaques de salud persistentes.
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Hay muchas más, pero voy a hablar de las cuatro más importantes y los cambios en la dieta que podemos hacer para poder tenerlas equilibradas.
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1. Estrógeno
Es la hormona femenina por excelencia, fomenta la feminidad, fortalece los sentimientos de intimidad y aumenta la libido, además de estar relacionada con un sentimiento de bienestar general.
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Se producen en los ovarios y en las glándulas suprarrenales, y no solo están relacionados con la salud reproductiva, si no que está implicada en la salud de todos los tejidos conectivos, incluida la piel de la cara.
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Si tenemos los niveles de estrógeno equilibrados nos sentimos bien, ya que también está relacionado con la serotonina. Y al contrario, bajos niveles de estrógeno puede hacer que nos sintamos irritados, con ansiedad e insomnio. Y altos niveles de estrógenos van a hacer que padezcamos del llamado síndrome premenstrual, nos encontremos fatigados y aumentemos de peso.
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Ciertos alimentos pueden mejorar la capacidad natural del cuerpo para generar estrógenos buenos y reducir los estrógenos malos. Las verduras crucíferas, como el brócoli, los brotes de brócoli y la coliflor, pueden aumentar el metabolismo de los estrógenos “buenos” gracias a sus altos niveles de indol-3-carbinol (un fitoquímico que puede mejorar la salud hormonal). Cocinarlos a altas temperaturas, puede destruir el indol-3-carbinol, intenta comerlos crudos o al vapor. También son beneficiosas las algas, semillas, el sésamo, el lino, el romero y el salmón.
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2. Progesterona
Esta hormona es vital para mantener el equilibrio hormonal, actúa como precursor del cortisol y es vital para mantener el equilibrio hormonal. Nos ayuda a tener calma, aliviar la tensión y promover un sueño profundo. Sin embargo, cuando esta hormona, puede provocar ansiedad, flacidez de la piel, retención de agua, confusión mental e insomnio.
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Para equilibrar los niveles de progesterona, come semillas de girasol y calabaza, avellanas y almendras (que son ricas en vitamina E), aumenta su consumo de magnesio a través de verduras de hoja verde, kale y alubias negras, y trate de aumentar los niveles de L- arginina (un aminoácido que es clave para la función hormonal adecuada) al comer trucha, salmón, semillas de calabaza, garbanzos y lentejas.
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3. Testosterona
Con frecuencia se cree que solo la tienen los hombres, pero la producimos ambos. En el caso de las mujeres, es una hormona fundamental que influye en la salud, la sexualidad y energía, los niveles ideales de testosterona pueden mejorar la creatividad, la cognición y la confianza. Si los niveles son bajos, puede experimentar desinterés por nuevas actividades, reducción de la libido, falta de motivación y letargo. Si está demasiado alta, puedes experimentar agresividad, acné y aumento de la transpiración, entre otros síntomas.
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Las infusiones de mejorana, pueden ayudarnos. Las semillas de lino son bastante poderosas para educir la testosterona de forma natural. Otras opciones incluyen atún, ajo, huevos y té de menta verde.
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4. DHEA
La DHEA, o dehidroepiandrosterona, se genera principalmente en las glándulas suprarrenales (y, en el caso de las mujeres, también en los ovarios). Al igual que la testosterona, la DHEA puede facilitar la satisfacción, estimular la masa muscular magra, nutrir los huesos, el cerebro y la piel y fomentar la salud en general. Cuando no tenemos bastante, puede crear una falta general de vitalidad, problemas de memoria, fatiga recurrente, estado de animo depresivos y bajo deseo sexual.
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Para controlar los niveles de esta hormona, hay que reducir el consumo de azúcar, ya que, este aumenta los niveles de insulina, lo que puede reducir la producción de DHEA. Conviene consumir grasas buenas, que juegan un papel fundamental en la creación de colesterol (necesario para la síntesis de DHEA); come aguacates, nueces, aceite de coco y mantequilla, aceitunas y aceite de oliva.
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La carne roja alimentada con pasto, las aves de corral, el ñame silvestre y las hierbas antiinflamatorias como la canela, el clavo, la cúrcuma, el jengibre, el ginseng y el regaliz, ayudan a mejorar el equilibrio hormonal.